Sunday 30 May 2010

Burma, the golden

Birmania, La Dorada como la llamaban en sus años mozos por poseer una increíble riqueza de cultura, gente, medio ambiente y comercio, lamentablemente después de su colonización ha venido en decadencia y ahora queda poco de esta grandeza debido a este régimen militar tan opresor y absurdo que afecta los siempre sonrientes y generosos Birmanos.

Este es sin duda alguno mi país favorito en el sureste asiático, tiene un carácter auténtico que no se ve en sus vecinos (generado por estar aislado del mundo) y este carácter lo golpea a uno como tren que viene a alta velocidad y lo deja en las nubes por mucho tiempo luego de haber dejado estas tierras doradas. Aún a pesar de que visité a Birmania en su año nuevo, haciendo que moverse se hiciera caro y complicado me alegro de haber visto a la gente celebrando esta festividad donde se ponen aún más amables de lo normal (realmente se chiflan totalmente).

Muchos lugares me faltaron por conocer, pero entre ellos los más famosos son el complejo de templos de Bagan y lago Inle. Estos los dejaré para una próxima visita porque este es un lugar al cual haré un gran esfuerzo de regresar ya que es uno de mis favoritos en el mundo.

Varias personas me pidieron que explicara porque las mujeres aparecen con manchas de “barro” en la cara, se llama thanaka y es una tradición de allí en donde los niños y las mujeres usan un extracto de una madera y piedra y lo usan como protección solar y del polvo y como decoración.

Supongo lo más duro fue soportar ese calor tan infernal que nunca había experimentado en mi vida y que era muy difícil de escapar con sus cortes de electricidad. Entendí aún más las constantes referencias hacia la clima de George Orwell en su libro “días de Birmania”, aquí van algunas de ellas:

Eran solamente las ocho y treinta, pero el mes era abril, y había un aire pesado, una amenaza de las largas y sofocantes horas del medio día. Ocasionalmenteeves respiros de viento, que parecían frescos en contraste, mecian las orquídeas recientemente empapadas.

Eran casi las diez y el calor más allá de ser soportable.

Todos pensaban en las largas y moribundas horas que vendrían.

La hora malévola del día comenzaba, esta hora, como los Birmanos dicen, “cuando los píes están en silencio”.

La mayor parte el día estaba muerto y caluroso más allá de ser soportable y las largas y sofocantes horas iban más allá del medio día.

El calor se revolvía de la tierra como el suspiro de un horno.

El sol irradiaba en el cielo como un Dios enfadado.

Calor bochornoso vaporoso.

El aire era tan caliente que caminar a través de el era como vadear por un mar tórrido

hasta los hermosos amaneceres eran arruinados por el pensamiento de las largas y cegadoras horas por venir en donde la cabeza de uno dolería y el brillo solar penetraría cualquier cubierta pegando los parpados con un sueño en el cual no se puede descansar.

El calor espinoso me apuñalaba en la espalda como mil agujas.

LO MEJOR

El festival del agua, la locura y alegría que invade los rincones de la tierra dorada.


LO BUENO

Enseñar y hacer amistad con los chicos del estado Shan en Yangon.

La caminata de tres días entre NamSan y Hsipaw con mi super amigable grupo.

Yangon en si, con su Shredagon Pagoda y sus increíble mezcla étnica y de carácter.


LO MALO

El calor tan extremo y sofocante.

La situación de transporte y acomodación debido a las festividades de año nuevo.

La represión por parte del gobierno hacia sus ciudadanos.

La comida (es la comida más regular que he probado en todo el viaje)

Friday 7 May 2010

1984, Rebelión en la Granja y …

y cual es el otro, a si, Días de Birmania. Esta es la trilogía utópica que George Orwell escribió describiendo una sociedad totalitarista basada en sus experiencias en las regiones dominadas por el imperio británico. De allí se generaron términos como 4 piernas bueno, 2 piernas malo (4 legs good, 2 legs bad), todos los animales son iguales pero algunos son más iguales que otros (all animals are equal but some are more equal than others), cuarto 101 (room 101), policía del pensamiento (thought police) y el más exparsido: el gran hermano te observa (big brother is watching you). La verdad parece que no mucho ha cambiado desde las épocas de George Orwell y su tiempo en Birmania (cuyo nombre oficial ahora es Myanmar). En este momento Myanmar sufre el yugo político de una régimen militar que comete miles de violaciones de derechos humanos contra sus ciudadanos. Generalmente hay un dilema entre ir y no ir a Myanmar, por una parte, la encarcelada líder democrática Aung San Suu Kyi propuso hacer un boicot al turismo en Myanmar debido a que muchas atracciones turísticas le pertenecen al gobierno y los turistas solo estarían financiando más aún este régimen despiadado, por otra parte, mucha gente de Myanmar opina lo contrario porque eso crearía una insolación aún mayor de la que existe. Claro esta hay muchos lugares a los que los extranjeros no pueden visitar y de cierta forma se diría que solo se puede ver lo que la junta quiere mostrar al exterior, personalmente decidí ir porque estoy de acuerdo que la separación del exterior no es lo que más necesita la gente de Myanmar en este momento. La idea era ir y evitar pagar en cuanto fuera posible cualquier actividad o negocio que beneficiara al estado. Para saber más se puede ver en Voices for Burma.

Ahora sin más preámbulo, les narrare mi corta experiencia en los días de Birmania, prepárense porque es una entrada un poco larga.

Temprano en la mañana tomamos un avión que salia desde la congestionada y pesada Bangkok y en menos de una hora estábamos pasando por inmigración en Yangon, la ex capital de Myanmar (la capital ahora es una ciudad llamada Naypyidaw que fue construida en los últimos 10 años por miedos de la junta a ser atacados por fuerzas internacional, una obra multimillonaria que no tiene muy contentos a las gente de Myanmar) y allí estaba esperándonos un participante de CS llamado Saya AG. Esta es la primera vez en mi vida que alguien me recibe en un aeropuerto con un cartelito en la mano, fue muy chistoso. Apenas salimos del aeropuerto sentimos la primera ráfaga de lo que seria nuestra constante tortura por las siguientes semanas, un calor bestial que no se podía escapar fácilmente. De allí nos dirigimos a nuestra acomodación, pero curiosamente note que Saya AG estaba muy callado, mucho más tarde nos explicó que la mayoría de taxis que van del aeropuerto a la ciudad son espías del gobierno y por eso el prefiere no hablar. Esa tarde nos encontramos con Saya AG y nos ayudó a cambiar dinero. En Myanmar no existen cajeros electrónicos, los cheques de viajero solo sirven en el baño y no hay forma de recibir dinero del exterior. Así que toca llevar todo lo que se necesite en dolares y cambiar poco a poco lo que se necesite. Para cambiar dinero toca hacerlo en el mercado negro que ofrece un cambio decente, 1 dolar 1000 kyat, si se hace en las fuentes oficiales del gobierno se recibe 1 dolar 450 kyat!! No se crean billetes nuevos así que la mayoría de las denominaciones pequeñas parecen tener 100 años de edad, pegados y enmendados una y otra vez con cinta y pegante. Por alguna razón no es fácil conseguir denominaciones altas, así que cambiar 200 dolares lo deja a uno con, 200 billetes:

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Realmente no sabía que esperar de Myanmar, si espera un lugar lleno de gente realizando labores roboticas y con miedo a la junta, algo así como las descripciones macabras de 1984, pero la verdad me encontré que Yangon es una de mis ciudades favoritas en Asia. Me cautivó este lugar tan pronto llegue allí, con su increíble mezcla étnica de Birmanos, Indios, Chinos y la gran cantidad de grupos étnicos locales, con sus calles congestionadas y caóticas llenas de vendedores ambulantes, con los vestigios de la arquitectura colonial británica unidos con templos, pagodas, mesquitas e iglesias, mis sentidos se sentían en las nubes con la gran cantidad de detalles por asimilar en este lugar super interesante y acogedor. Abril no es el mejor mes para visitar este país, es el mes más cruel en cuanto al clima, con temperaturas agobiantes desde muy temprano y que no cesan en toda la noche, hacían que el dormir fuera una misión prácticamente imposible, para rematar, la electricidad en Myanmar es intermitente, lo que hace que el ventilador que proporciona cierto alivio deja de funcionar preciso cuando se esta en medio sueño dejando que el calor y el sudor empapen la cama para despertarse en mitad de la noche en una piscina de sudor y bochorno evitando poder volver a conciliar el sueño. Como consecuencia de esto me levantaba bastante temprano y aprovechaba para ir a darle paseos a la ciudad, antes de que el calor hiciera imposible pensar en bajar los 9 pisos de mi acomodación. Aquí algunas fotos de Yangon:IMG_1676 IMG_1685 IMG_1686 IMG_1694 IMG_1714 IMG_1717 IMG_1734

Un día de esos a mitad del día decidimos ir a una piscina para refrescarnos, para nuestra desdicha la piscina local estaba cerrada ese día y terminamos en un hotel elegante pagando 9 dolares por un chapuzón de 5 estrellas. Teníamos una cita para vernos con Saya AG ese día y al salir fuimos abofeteados por una ráfaga de calor incesante que desesperadamente tuvimos que afrontar para llegar a tiempo a nuestra cita. Esa tarde hablamos y comimos con Saya AG y le pegamos una visita a una torre que da una relativamente decente vista de la ciudad, pero lo mejor es que tenía aire acondicionado así que no queríamos salir de allí.

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En la casa de huéspedes conocí a un grupo de hippies americanas del estilo abraza-árboles que tenían mucha, mucha energía y alegría. Un día me invitaron a una ceremonia de graduación de los estudiantes de una ong y allí entre charla y risa termine siendo profesor de informática de un grupo de estudiantes de una ong que promueve liderazgo en el estado Shan de Myanmar. El destino me estaba llamando para que me quedara allí en Yangon unos cuantos días más. Con mucho gusto acepté y los siguientes días fueron muy gratificantes personalmente, enseñando una que otra cosa de informática a 18 jóvenes que me llamaban teacher todo el tiempo, hablando con ellos y escuchando sus opiniones políticas en contra de la junta, aprendiendo sobre la cultura de Myanmar y de la gente Shan, asistiendo con las hippies a talleres de creatividad, yoga y masajes, comiendo y tocando música por las noches con los viajeros de la guesthouse y explorando Yangon por mi cuenta.

Fueron días conmemorables a pesar del siempre presente clima absurdamente cálido que me hacia sentir como zombie al evitar que pudiera dormir bien o pensar lucidamente al sentir mis neuronas derretirse. Muchas veces tomaba una ducha para refrescarme un poco y no me secaba para hacer que el efecto durara un poco más, pero luego tristemente descubría que las gotas de agua fresca habían sido reemplazadas por torrentes de sudor que emanaban sin cesar.

La experiencia con mis alumnos fue inolvidable y se les notaba la sed de conocimiento que tenían y el fervor con el que querían aprovechar la oportunidad de expandir sus conocimientos y sus ideales, además de eso me invitaron a una clase de baile y me terminaron regalando un longyi que es como una falda que usan los hombres en Myanmar. IMG_1765 IMG_1824 IMG_1830

vista desde mi hostal: IMG_1784

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En mi penúltimo día en Yangon le pegamos una visita a Shwedagon Pagoda, que es el símbolo de esta ciudad. Es un lugar encantador y lleno de buena energía donde se ven cientos de personas orando y disfrutando de este centro religioso. Aquí en Shwedagon Pagoda existe una serie de columnas budistas en donde se puede rendir homenaje a un animal que es asignado a cada día de la semana, dependiendo en que día nació uno. Yo nací un jueves y mi animal era la rata y como homenaje me tocaba regar la estatua con agua tantas veces como años tengo, así que tomo algo de tiempo. Aquí les muestro algunas fotos de este lugar espectacular:

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Al siguiente día partíamos en rutas distintas, yo seguiría hasta Mandalay, la segunda ciudad más grande de Myanmar y mis amigas retornarían a Tailandia. Como siempre estas despedidas pegan duro y una vez más al doblar la esquina era un desconocido, un caminante solitario en rumbo hacia otro destino expectante de lo que traerá consigo esta nueva travesía.

Creo no he mencionado lo extremadamente amigables que es la gente de Myanmar, es increíble, también el hecho de que la gente parece hablar un poco mejor inglés que en los países vecinos más el hecho de que hay muy pocos turistas aquí hace que se tengan mejores experiencias en las relaciones con los locales. Entre ellas recibí una botella de agua de un transeúnte que me vio terminar mi botella, me hizo la charla por dos minutos y siguió su camino, mucha gente se interesaba por ayudarme cuando tomaba el bus cebollero para decirme donde bajarme y curiosamente la gran mayoría de personas que me preguntaban de donde era, lo hacían por interés real no con el ámbito de venderme algo, además como en ningún otro lugar la gente sabía donde quedaba Colombia y que clase de problemas habían allí. Luego me entere que Myanmar tenía una buena educación primaria y secundaria (digo tenía porque la junta cambio el sistema y el nivel educativo se deterioro).

Para mi sorpresa, Abril no es solo el mes donde hace más calor, pero también el mes donde se celebra el Thingyan o festival del agua que es la celebración del año nuevo budista, lo que implica que los precios de los buses se dupliquen cuando se es posible conseguir un puesto. Así pues tuve que pagar un buen dinero para llegar a Mandalay, lugar en el cual hacía aún más calor que en Yangon con los mismo inconvenientes de electricidad. El primer día trate de deambular por sus calles pero el calor me venció y tuve que tomar refugio en una pagoda donde pase el rato con unos super amigables chicos. IMG_1948 IMG_1952 IMG_1956

Esa noche fuimos a echarle un vistazo a un show político llamado los hermanos bigote The Moustache Brothers. Realmente esperaba mucho más de este show, creo antiguamente estaba más cargado de sátiras anti gobierno pero luego de que los hermanos han sido encarcelados y torturados varias veces han cambiado el espectáculo dando una que otra broma política pero principalmente mostrando danzas tradicionales birmanas. El precio era bastante alto pero este dinero ellos lo usan para apoyar a prisioneros políticos. Creo si se visita el lugar de día se pueden tener más debates y conversaciones con los hermanos del bigote, pero el festival del agua hizo que nuestro tiempo en Mandalay fuera una batalla de agua.

IMG_1972Les cuento un poco de este festival, la idea es mojar a cualquier transeúnte que este pasando por ahí, para eso la gente compra pistolas de agua o utiliza baldes o botellas. Esto ocurre todo el día mientras haya luz y un poco dentro de la noche, pero luego de un día de estar completamente empapado todo el mundo se retira y recupera las energías para el siguiente día donde habrá aún más locura y agua. La gente de verdad que se chifla en este festival, se ven a las viejitas con una manguera echando agua y riéndose descaradamente como si hubiera hecho una travesura terrible, se ven a los niños llenos de energía tratando de mojar a cualquier cosa que se mueva pero con poca puntería No falta el avispado que le mete hielo a los cubos de agua para luego salpicar un poco de este liquido helado haciendo que saltáramos y nos contorsionáramos al sentir el agua fría deslizarse por la piel. En este festival tuve días increíbles como nunca en este viaje, el festival dura 4 días.

El primer día tomamos un taxi y fuimos a ver unos pueblos aledaños, en donde nos topamos con el puente de madera de teca más largo del mundo, 1.5 km y vimos uno que otro templo budista de camino. Como era el primer día la gente aún no se había vuelto completamente loca echando agua, así que era posible estar medio seco. Para el final de la tarde, de regreso en Mandalay fuimos a dar un paseo para ver la actividad y descubrimos que alrededor del palacio colocaron unas plantas de gasolina para sacar agua del foso que rodea al fuerte, dando así la posibilidad de usar unas mangueras con presión bastante altas, y nos demoramos más en caminar hacia ellas que en ser lavados completamente para luego poseer una de estas implacables armas escupe liquido y empapar a todo aquel que pasara enfrente nuestro. Lo curioso era que había un atasco de vehículos así que las victimas no tenían más remedio que ser mojadas sin cesar por varios minutos mientras el flujo vehicular era reanudado. A pesar de ese calor de 43 grados, recuerdo ver a un señor lleno de escalofríos mientras sujetaba la manguera y apuntaba a los transeúntes, creo llevaba demasiado tiempo disfrutando de este festival, a mi también me dio un poco de frío, lo cual es una sensación difícil de aceptar cuando se ha estado sufriendo tanto calor por los últimos meses.

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El segundo día del festival decidimos ir a pegarle un vistazo al palacio que en teoría era gratis por motivos del festival. Nos tomo 4 horas caminar los 6 km de distancia debido a que alrededor del palacio había una gran fiesta de agua donde todo el mundo parecía haber perdido un tornillo, todo el mundo nos preguntaba si estábamos felices y de donde eramos. Muchos de ellos ya habían tomado demasiado y estaban tirados en el barro durmiendo la borrachera a las 11 am. Este camino fue una mezcla de ser mojado repetidamente, bailar con los miles de personas que disfrutaban de esta fiesta como si no hubiera mañana y tratar de llegar a la entrada del palacio. Cuando llegamos al palacio para nuestra desdicha nos enteramos que estaba cerrado, así que decidimos subir la colina de Mandalay donde habían unos templos muy bonitos y no había tanta tempestad acuática. La subida fue muy dura, reitero por la temperatura bestial pero también porque me estaba sintiendo algo mal físicamente, algo que comí me estaba dando vueltas en el estómago y tanta agua me estaba haciendo sentir infección en el oído. Sin embargo valió la pena el esfuerzo para tener una buena vista de Mandalay y ver los templos.

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Al siguiente día nos la tomamos más suave y aprovechamos que había electricidad y el aire acondicionado funcionaba en el alojamiento, así que hicimos plan de continuar ruta y nos aventuramos a comprar tiquetes de tren. Yo me dirija a Hsipaw, en las montañas y mis compañeros de viaje al lago Inle. De regreso de la estación de tren decidimos pegarle un vistazo a otro templo pero de camino nos topamos con un grupo de Birmanos que nos invitaron en su jeep, nos llevaron hasta el templo y luego nos dieron un paseo por varias horas por los suburbios de Mandalay mientras eramos victimas de ataques de agua por doquier, era muy curioso como se sentían de orgullosos de tenernos en su carro y paraban en cualquier lado para presentarnos a la gente, para que nos mojaran y bailar un poco y seguir camino. Luego terminamos en un atasco brutal de carros esperando a pasar por las mangueras a alta presión pero des afortunadamente cuando llegamos a la zona de acción la diversión se acabo, la música cesó y las plantas de succión fueron apagadas. Terminamos siendo invitados a comer por estos extremadamente amigables Birmanos y nos llevaron de regreso al hostal. Fue una experiencia maravillosa que no olvidaré en mucho tiempo.

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Al día siguiente tuve que levantarme a las 3.30 am para tomar un tren que me llevaría a Hsipaw. Este viaje en tren fue un poco tortuoso, pague la clase más barata, con silla super dura que se siente más cuando no se ha dormido bien. Tengo recuerdos de ser azotado en las cara por las ramas de los árboles que se entre colaban por las ventanas abiertas del desvencijado tren. Otro recuerdo poco agradable fue el ser despertado al haber podido conciliar sueño en una muy incómoda posición cuando un grupo de aldeanos derramaron sin compasión un cubo entero de agua sobre mi. El festival aún no se había acabado, y ya no era divertido, toda mi ropa estaba mojada, mis libros y cuadernos medio destruidos y para colmo el tren pasaba por unas montañas medio altas donde la temperatura a tempranas horas de la mañana era muy desagradable teniendo la ropa mojada. Me cambie la ropa y cerré mi ventana en vano ya que las demás ventanas seguía abiertas y en cada estación era como una batalla de guerra al recibí ráfagas acuáticas por doquier. Después de cierta hora pensar en dormir solo cabía en la imaginación así que toco disfrutar el paisaje y la lectura con los recién estropeados libros. Este paseo en tren era super escénico, sobre todo en una parte donde se cruza un abismo por un puente que fue construido por los británicos en las épocas imperiales y aún esta en uso. Los trenes también parece que fueran de la misma época colonial, con movimientos aleatorios de vai ven constantes y con sonidos que daban poca confianza. Luego de 9 horas de viaje llegue a Hsipaw, donde me aloje en el lugar más popular que parecía tener el monopolio de la acomodación en este pueblo. Este era el último día oficial de desperdiciar agua, así que me uní a la gente del hostal y con baldes de agua nos dispusimos a atacar a los transeúntes y motociclistas que cruzaban nuestro camino, ocasionalmente teniendo mini guerras con las vecinos. Fue fenomenal.

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Más tarde decidí dar un paseo por el pueblo y encontré a Mr Book, un personaje super interesante y amable que en primera instancia se mostró un poco hostil contra mi pero luego me recibió como si fuera un familiar perdido. Me dijo que le tocaba tener precauciones porque el soporta el partido democrático y el lugar donde me estaba quedando yo son fieles a la junta militar así que han tenido varios encuentros en donde el ha sido falsamente denunciado y lo mantienen en vigilancia permanente por medio de espiás Mr Book ayuda a la gente a hacer senderismo alrededor de Hsipaw de forma gratuita y por eso mi hostal esta enemistado con el, porque mi hostal pierde negocio al tratar de vender tours con guías y acomodación organizada.

Yo sabía más o menos que quería hacer, así que realmente no necesitaba de su ayuda, sabia que quería ir a otro pueblo de alguna forma y caminar de regreso a Hsipaw, el me animo a que lo hiciera y al siguiente día partí con mis maletas a buscar algo que me llevara al pueblo llamado NamSam, para mi desgracia ese era el día de año nuevo (los días anteriores era solo la despedida del año viejo) y todo estaba muerto, luego de esperar bajo un árbol por 4 horas bajo un sol radiante y ser invitado al cuartel militar a un almuerzo y tener que aguantarme a un soldado borracho por otro rato decidí renunciar por ese día a esta empresa, regrese a la ciudad y me hospedé en otro hostal. Le pegue una visita a un monasterio en la cima de una montaña y allí disfrute de un atardecer magnifico.

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Volví a donde Mr Book y allí me recibió aún con más amistad, me prometió darme un mapa con los pueblos y una medio ruta y me dijo que me ayudaría a llegar al pueblo de NamSam. Al siguiente día fui a visitarlo otra vez y me entretuvo mostrándome los proyectos en los que anda metido, impulsando el micro crédito en las aldeas aledañas, la forma en la que crea grupos de apoyo con viajeros y van a aldeas y escuelas aledañas para apoyar en distintas necesidades, como celebra Hanuka todos los diciembres (curiosamente Mr Book es musulmán) y dándole un vistazo a su innumerable número de visitantes en su libro de visitas. Yo tuve el honor de iniciar la página de visitantes colombianos, lo cual tenia bastante emocionado a Mr Book, pero al mismo tiempo no podía dejar de preguntarme cuanto tiempo pasara para que otro compatriota tenga el honor de continuar la lista. Luego de un rato un camión me llevo hasta el siguiente pueblo llamado Panlon, en donde espere todo el día por algo que me llevará a NamSam pero nada vino, así que toco quedarse allí. Cuando empecé a buscar un lugar donde dormir no prometía nada bueno, la gente me mandaba en direcciones erráticas continuamente hasta que en un restaurante me dijeron, policía policía

Así que ni modos toco ir a la policía, allí me trataron de persuadir que regresara a Hsipaw, pero me reuse y luego de bastante rato y de responder las mismas preguntas me dijeron que pasaría la noche en la estación de la policía, vino un tipo a llevarme a otro lado y ahí me entere que fui a la estación militar. En la estación de policía me recibieron en su casa (que es el mismo edificio) y me dieron una cama de madera, me ofrecieron de comer pero me reuse. Realmente tenía un dilema en la cabeza lo último que quería era depender de cualquier entidad gubernamental para mi hospedaje además de que no tengo mucho gusto por la policía en general. Al final concluí que yo no soy nadie para juzgar las razones por las cuales estos hombres se unía a las fuerzas policiales, tal vez era por tener un trabajo fijo con salario estable, tal vez sea por querer tener algo de poder, o tal vez porque no tuvieron mayor elección. Lo que si se fue que mostraron mucho interés por mi y fueron muy hospitalarios. Jugué con los hijos de la familia por un rato y tratamos de mantener conversaciones a gestos. Por la noche decidí ir a pillar algo por comer y de camino un hombre me hizo la charla, me invitó a su casa, me presento a su familia y hablamos por un buen rato, luego me acompaño a cenar y me llevo de regreso a la estación, donde me decía, si no te vas mañana vente a mi casa. Me quede estupefacto con tanta hospitalidad.IMG_2171 IMG_2177 IMG_2194 IMG_2198 IMG_2206

Al siguiente día el policía me acompaño a un restaurante me invito a desayunar y luego se fue, la mitad del pueblo parecía saber que yo iba a NamSam y cada vez que venía un carro me decían que ese de pronto iba a llevarme. Me consiguieron una moto con conductor que iba de camino a mi destino y se ofreció llevarme, acordamos precio y empezamos el camino pero para colmo la moto se le varó a los 15 minutos de viaje. Nos toco regresar a este pueblo. No lo podía creer, parecía que el destino no quisiera que fuera a hacer este recorrido. Decidí esperar un par de horas más y si no funcionaba no lo haría. Tan pronto llegue uno de los policías me llevo a un jeep que estaba haciendo el recorrido y ya estaba lleno de pasajeros pero obviamente siempre hay espacio para más. El jeep estaba diseñado para 5 pero al final eramos 18 en el. En este apretado vehículo conocí a los que serían mis compañeros de viaje por los siguientes días, 3 israelitas super amigables y una sueca con pensamientos muy interesantes. Parece que esto era lo que el destino tenia preparado para mi, un grupo de viaje con el cual compartir esta caminata.

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El trayecto en jeep fue bastante escénico, largo y lleno de polvo y tierra, llegamos totalmente curtidos de mugre pero personalmente estaba feliz de haber podido llegar allí luego de tres días de espera, esa noche fuimos a cenar y charlar y cuadramos hora de partida al día siguiente.

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El trayecto de regreso a Hsipaw son 80km y se hace en tres días, nuestro mapa nos daba el nombre de las aldeas que íbamos a pasar y nos recomendaba en que villa alojarnos. Fue una caminata dura por el calor, no tan exagerado como en Mandalay y Yangon, pero suficiente para agotar las energías rápidamente Pasamos por varias aldeas donde la gente nos saludaba amablemente, esta era la época en donde las plantaciones de té daban cosecha y habían campesinos recogiendo el producto por las laderas de las montañas, también visitamos una fabrica de té y varios monasterios de paso. Decidimos para a comer en una aldea y allí recibí una de las mejores comidas de Myanmar. Para ser sincero la comida de este país me tenía un poco harto ya, con excepción de un par de lugares indios en Yangon, no había probado nada satisficiera mis papilas gustativas más bien todo hasta entonces había sido comida grasosa y muy insípida En esta aldea, el almuerzo fue bastante simple, pero muy sabroso, fue una sopa de papas, un plato de frijoles, nueces fritas, huevos revueltos y mucho arroz. Nada complejo o estilizado pero si muy sabroso. Luego de ese merecido almuerzo continuamos el camino, pasado por más montañas, templos y puentes hasta llegar a nuestra aldea destino. Allí sacamos el papel mágico que decía en Birmano: “por favor ayuden a estos viajeros a encontrar comida, dormida y el camino de regreso a Hsipaw”. Usando esta herramienta invaluable terminamos siendo alojados en uno de los templos de la villa, donde los monjes super emocionados nos hicieron la charla con su roto inglés por buen tiempo. Nos recibieron con mucho cariño y nos decían que nos quedáramos más días allí con ellos. En esas Dotan, uno de los israelitas, se entero de que los monjes tenían planeado levantarse a la 1 am para ver un partido de fútbol de la liga europea, para nuestra sorpresa esa noche el monje vino y lo despertó para que vieran todos juntos el partido, menos mal yo no fui invitado.

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El siguiente día partimos medio tarde con la compañía de un monje que cada 10 minutos nos decía, esta plantación, es té, y esta otra plantación, es té. Nos acompaño buen recorrido de nuestra ruta, según lo que le entendimos el iba a otro monasterio por alguna razón. Continuamos nuestro camino bajo el despiadado sol, desarrollando desagradables quemaduras, saltamos el almuerzo y llegamos directo a la aldea donde dormiríamos esa noche, cansados luego de 6 horas de caminata. Allí comimos y dormimos en la casa de un aldeano que tenía más interés en el dinero que en la hospitalidad, pero aún así nos trato muy bien y nos dio un desayuno grandisimo al tercer día. Allí Dotan y yo aprovechamos para bañarnos en el baño público mientras curiosamente las otras tres chicas del grupo no se bañaron ni una sola vez en este trayecto. Dotan y yo concluimos que nosotros eramos los mimados de este grupo.

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El tercer día, con las pierna cansadas empezamos el trayecto más duro y largo de esta caminata, la primera parte era en subida mientras el sol calentaba más y más y luego empezó una serie de altibajos en las carreteras. Como era el día más largo empezamos temprano y tomamos un descanso largo al medio día evitando el sol sofocante. Luego de 8 horas largas de caminata, curtidos de cansancio y divertidos por los juegos de amnesia que tuvimos para matar las horas, llegamos a un camino que era pavimentado. Ya estábamos cerca, solo 5 km más pero luego de un rato de seguir por este camino un par de camiones de carga pasaron y nos ahorraron estos últimos gloriosos pasos.

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Esa noche tuvimos una cena de celebración y como todos nos quedamos en la misma casa de huéspedes, hicimos la charla y jugamos cartas hasta las 2.30 am! Lastimosamente mi tiempo en Myanmar estaba expirando ya y al siguiente día, a las 5.30 am debía tomar un bus que me regresara a Mandalay. Con tres horas de sueño, las dos israelitas y yo abordamos un bus desvencijado lleno de bultos de arroz y vibraciones in coordinadas por 6 horas hasta que llegamos a Mandalay.

Allí me confronté con algo que me esperaba, ese calor infernal de esta ciudad y con algo que no me esperaba, mi plan era irme esa misma noche para Yangon, de donde saldría mi vuelo de regreso a Bangkok, pero por cuestiones del festival del agua no habían tiquetes hasta dentro de dos días. Me empezó a dar pánico y resolví en ir a la estación de tren para encontrar un tiquete que me regresara a tiempo para mi vuelo. Allí encontré que tenía varias opciones, todas muy dolorosas. La primera era tomar el tren nocturno en silla dura por 16 dolares, la segunda tomar una cama en el tren nocturno por 40 dolares, y la otra era tomar el tren al siguiente día, 5 am, en silla dura por 11 dolares. Mi debate era ético realmente, porque la compañía de tren le pertenece al gobierno, y lo último que quería era darle más dinero a ellos, así que opte por la dolorosa silla dura de 11 dolares al día siguiente, dolorosa porque el trayecto comenzaba a las 5 am y terminaba a las 9 pm. Tuve que desechar los grandiosos planes que tenía para mi último día en Yangon y enfrentar este viaje largo y tortuoso por la calurosa planicie del centro de Myanmar, a veces me gustaría no ser tan fiel a estos principios éticos.

El viaje en tren probo ser suficientemente soportable, compartí comida con los otros pasajeros, terminé el interesantisimo libro llamado “emergency sex” y tuve mucho tiempo para admirar el paisaje y sentarme al lado de la escalera de abordo a los vagones mientras el tren comía los kilómetros que me separaban de Yangon. La luna llena estaba muy cerca y veía el reflejo de esta sobre el agua cuando pasábamos por encima de puentes con sonidos que parecieran fueran a destruir las oxidadas estructuras ferroviarias.

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Con nostalgia llegué a Yangon a las 8.30 pm (solo duró 15 horas y media) y camine por sus calles con la satisfacción de conocer su centro luego de haber pasado allí 11 días al principio del viaje. Decidí no quedarme en ese lugar infame que me quede al principio y hospedarme en un hostal que ofrece servicio de transporte gratis al aeropuerto, allí me encontré con mis compañeros de viaje donde intercambiamos la historias de los últimos días.

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Al siguiente día con un peso extraño en el corazón dejamos a Birmania, La dorada en un vuelo que nos llevo de regreso a Bangkok. Allí en Bangkok el choque fue brutal, de regreso a money land donde la codicia de los Thais hacen que no me sienta a gusto allí. Luego en el infame Khao San Road tuve una sobre dosis mental de farang, fue algo inevitable después de 24 días en Birmania viendo muy pocos turistas, con la diferencia que los pocos que hay son más interesantes de conocer, no como las hordas de animales de fiesta-hasta-vomitar que invaden el sur este asiático.

Esa noche tuve la oportunidad de ver a mis amigas hippies (Tara y Dana) que conocí en Yangon antes de que tomaran rutas distintas hacia india o de regreso a casa.

Birmania, esta entre mis lugares favoritos de este viaje. Una vez más muchas gracias por leer este retrasado y exageradamente largo relato de mis vivencias en el camino.